Un blog con contenido bíblico para cubrir las necesidades espirituales de la mujer de todos los tiempos.
Escríbeme a yolimallen@convertidosacristo.org o a yolimallen@gmail.com

viernes, 28 de enero de 2011




¿Sirvo Correctamente?
Por  Yoli de Mallén

El que no vive para servir, no sirve para vivir…
Cada hermano o hermana que sirven en su Iglesia local, respondiendo al Don o regalo recibido por el Espíritu Santo cuando se convirtió a Cristo; ha dejado algo que hacer dentro de sus responsabilidades diarias y ha sacado ese tiempo para edifica a los santos y agradar a Dios con su labor.

En Mateo 8:14 y 15 vemos el caso de la suegra de Pedro:
“Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía”.
Todos hemos necesitado el toque directo de Dios para dejar atrás nuestras ataduras e impedimentos y levantarnos con diligencia y servir, como lo hizo la suegra de Pedro.

Pero me pregunto… ¿estoy sirviendo Correctamente, ante los ojos de nuestro gran Dios y Salvador, para que El reciba toda la Gloria que merece?
Jesucristo vino a este mundo a dejarnos su ejemplo  para seguir.
Dice Marcos 10:45
“Por que el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.

Ahora bien, está en nosotros el poder servir de la manera correcta, la que la Palabra de Dios nos enseña a través de ella. Hay por lo menos 10 características para servir correctamente. Examinemos nuestro servicio a Dios evaluando nuestro trabajo de manera visible y practico.
Llenando la Evaluación Personal que solo yo veré y corregiré en intimidad con mi Señor y Dios.
Hagamos la prueba de:
                            ¿Sirvo Correctamente?
Empecemos detallando cada una de las preguntas, para comprenderlas mejor:

1.    ¿Sirvo con todo mi corazón y con toda mi alma?    (Deuteronomio 10:12)
“Ahora pues… ¿qué pide Jehová de ti? sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”.
De nada nos sirve mostrar una falsa apariencia ante los hombres, para ganar sus favores. Dios ve lo más profundo de nuestro corazón, no lo podemos engañar.
Dejemos la falsedad, las máscaras y la hipocresía para el mundo, busquemos la transparencia, el ser genuinos, verdaderos, como sabemos agrada a Dios.

2.    ¿Sirvo con ánimo voluntario?  (1º de Crónicas 28:9ª)
“Y Tú Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu Padre y sírvele con corazón perfecto y ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos y entiende todo intento de los pensamientos”.

¿Pongo la diligencia necesaria en mi servicio?
 Debemos mover nuestra voluntad,  deseo, anhelo  a trabajar por amor a nuestro Dios, no quejándonos o sintiéndonos obligados a hacerlo, debe hacerse por voluntad propia.

3.    ¿Sirvo con temor? (Salmo 2:11ª)
“Servid a Jehová con temor”.

El principio de la sabiduría es el temor a Jehová, por tanto el servir correctamente requiere del temor, el saber a quién servimos, al Dios Todopoderoso, aquel que así como nos ama también nos juzgará, que cumple lo que promete y Su Palabra NO cambia, el que creo el Universo, el que  Su presencia llena toda la Tierra, al Dios Majestuoso y Soberano.

4.    ¿Sirvo con alegría?  (Salmo 100:2)
“Servid a Jehová con alegría”.

El Servicio requiere una actitud alegre, no con tristeza o pesadez, no debemos lamentarnos por lo que dejamos de hacer para poder servir; por lo difícil del trabajo a realizar, por el tiempo perdido, y llegar hasta arrepentirnos de servir. Servir es un privilegio, que no todos tienen.

5.    ¿Sirvo a dos Señores? (Mateo 6:24)
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podemos servir a Dios y a las riquezas”.

Cuidado si así como servimos en la Obra de Dios, también estamos en la disposición de servir en las cosas del Mundo, al punto de dañar, ensuciar, comprometer, confundir, nuestro testimonio y posición como cristianos.
¿Marcamos claramente la línea imaginaria que nos divide del mundo? o
¿Queremos pararnos con un pie aquí y el otro allá?

6.    ¿Sirvo con humildad? (Hechos 20:19ª)
“Sirviendo al Señor con toda humildad”.

Es importante reconocer nuestra capacidad y nuestra limitación; saber el rol que me corresponde y hasta donde puedo llegar. Saber lo que puedo y debo hacer. No hacer lo que no puedo, ni estar en la posición que NO he sido llamada a estar. No esperar ser reconocida, para querer trabajar.
El Señor exalta al humilde, dejemos que El nos exalte y permita que seamos alabados por otros si es que lo merecemos.

7.    ¿Sirvo dando un buen testimonio a los demás?  (1 a los Corintios 4:1)
“Así, pues, ténganos los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios”.

¿Los demás que me observan pueden ver a Quién sirvo?
¿Ven a Cristo a través de mi vida y todo lo que hago?

Mi vida completa, todo mi ser, mi trabajo, todo lo que hago debe reflejar lo que ha pasado en mi corazón, la transformación de que Cristo ahora es quién dirige todo cuanto soy. Nadie más. Ya no vivo YO, vive Cristo en mí.

8.    ¿Sirvo por amor a mis hermanos?  (Gálatas 5:13b)
“Servíos por amor los unos a los otros”.

El amor por los hermanos debe ser el primer impulso que nos motive al servicio.  Dice la Biblia, que ¿Cómo podemos amar a Dios a quién NO hemos visto, si no amamos a nuestros hermanos a quienes vemos?
El amor es como el aceite que hace girar a la rueda para que funcione bien y sirvamos correctamente. No un amor fingido ni falso, no uno que busca su propio bienestar, interesado, egoísta, envidioso. Sino un amor que piensa en el otro, que sabe complacer, que da sin esperar, que llega hasta el sacrificio por satisfacer al ser amado.


9.    ¿Sirvo de buena voluntad?   (Efesios 6:7)
“Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres?

Debo trabajar y servir porque así lo deseo y así lo quiero, de buena gana. No es algo que hago forzado, porque me mandaros, me obligaron, porque seré castigado si no lo hago, porque seré disciplinado.
Si no me agrada, lo disfruto y me hace sentir bien el hacerlo, no podré dar lo mejor de mí, que es como lo debo hacer.

10. ¿Sirvo a Cristo?    (Colosenses 3:23-24)
Y todo lo que hagáis hacedlo de corazón como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”.

¿Estoy plenamente consciente, cuando sirvo en la obra del Señor o en cualquier otro momento, para quién lo hago?
Si pensaremos realmente en que es al Señor Jesucristo a quién estamos sirviendo haciendo esto o aquello; desde lo más importante hasta lo más insignificante… otra cosa sería nuestra labor.
El tener siempre presente que es a Cristo a quién servimos, sería la suficiente motivación para que manifestáremos cada una de todas las características mencionadas: y serviríamos con todo nuestro  corazón y con toda nuestra alma, con ánimo voluntario, con temor, con alegría, solo a un Señor y Dios, con humildad, dando buen testimonio, con un amor genuino y de buena voluntad porque sería definitivamente a Cristo a quién serviríamos.

El Señor no necesita que le sirvamos, pero nosotros sí sabemos que necesitamos servirle para poder seguir Su ejemplo.
Si lo vamos a hacer, hagámoslo bien.
No sirvamos solo por servir.
¡Vamos a servir Correctamente!

Ahora revisemos nuestra Evaluación Personal y obtengamos los resultados:
¿Dónde debo mejorar?   Mejoremos…
¿Dónde estoy bien?    No decaigamos… ¡falta mucho por hacer!

“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su Señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre sus bienes le pondrá”.
(Mateo 24: 46-47)


Evaluación  Personal
¿Sirvo Correctamente?
Por Yoli de Mallén

Responde marcando con un círculo  el número de 0 a 10, de acuerdo a tu respuesta a cada pregunta formulada a continuación:

1.      ¿Sirvo con  todo mi  corazón y toda mi alma?                   0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10       _____
(Deuteronomio 10:12)
2.      ¿Sirvo con ánimo voluntario?                                                0 1 2 3 4 5 6 7 8  9 10      ______
(1º de Crónicas 28:9a)
3.      ¿Sirvo con temor?                                                                    0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10       ______
(Salmo 2:11a)
4.      ¿Sirvo con alegría?                                                                   0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10       ______
((Salmo 100:2)
5.      ¿Sirvo a dos Señores?                                                              0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10       ______
(Mateo 6:24)
6.      ¿Sirvo con humildad?                                                               0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10         _____
(Hechos 20:19a)
7.      ¿Sirvo dando un buen testimonio?                                       0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10       ______
(1 a los Corintios 4:1)
8.      ¿Sirvo por amor a mis hermanos?                                          0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10      ______
(Gálatas 5:13b)
9.      ¿Sirvo de buena Voluntad?                                                       0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10    ______ 
(Efesios 6:7)
10.   ¿Sirvo a Cristo?                                                                           0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10    ______
(Colosenses 3:23-24)

                                                                                                                Total de puntos   _______

“¿Qué clase de servicio es el tuyo? ¡Sirves porque tienes miedo a sufrir las consecuencias de tu desobediencia?, Porque tienes miedo de perderte?, Porque el regreso de Jesús está próximo y quieres ser salvo?, o porque lo amas y voluntariamente quieres andar en sus caminos para poder ver una sonrisa de alegría en su rostros?   (extraído de un Devocional)


miércoles, 12 de enero de 2011




LA MEJOR RECETA

Por Yoli de Mallén

Como mujer que eres, estoy segura que en algún momento has seguido cuidadosamente cada instrucción para lograr con éxito, una buena receta.
Y cuando digo “cuidadosamente” me refiero a una atención muy detallada y minuciosa, pues el mínimo cambio alterará o cambiará el resultado final.

Recuerdo muy claro todavía un día que intenté repetir un riquísimo “PIE DE LIMÓN” que hacía mi tía; era el más rico que jamás había probado así que anoté cada detalle, según ella misma me dictó personalmente. Luego en mi casa, teniendo todos los ingredientes comprados y bien medidos; me lancé a la tarea de lograr el riquísimo pie de limón.
¿Saben qué? ¡Todo fue un FRACASO! no había forma de lograr que el relleno cuajara y endureciera y se formara esa rica crema de limón.
La masa quedaba crujiente y doradita.
El suspiro quedaba esponjoso… PERFECTO. Pero cuando intentaba el relleno…NADA, No salía.

Por supuesto no me di por vencida, volví donde mi tía y le pedí por favor repitiera el hacer la receta delante de mí para verificar cada paso nuevamente.
¡AH! ¡Esa era la razón! Nunca lo hubiera logrado hacer correctamente. Estaba mal el orden de los ingredientes, no había anotado lo más importante; luego de cuajar la maicena y que esta endureciera, era el momento de echarle el jugo de limón, luego lo mezclaba bien después de apagar el fuego.
Yo había estado haciéndolo mal, pues mezclaba todos los ingredientes juntos (incluyendo el jugo de limón) y por supuesto la maicena no podía endurecer jamás.
Luego de esto quedar tan claro, jamás he vuelto a tener problemas con el relleno de mi Pie de Limón, y trato de explicarlo bien cuando me solicitan la receta.
¡Qué bueno es hacer cada paso como debe ser para lograr el mejor resultado!

Asimismo resultaría la comparación con “LA SALVACIÓN” de tu alma, es como una receta, la cual debes seguir cuidadosamente. Si cambias algo del original, NO obtendrás los resultados esperados. Ya sabes a que me refiero…
Necesitas tener TODOS los ingredientes necesarios y un tremendo deseo de obtener el resultado, igual al que yo tenía de poder hacer el pie de limón de mi tía.
La Salvación requiere:
1.      Que te dejes convencer por el Espíritu Santo de pecado, justicia y juicio reconociendo que eres pecadora y que mereces el infierno eterno por tu pecado - Juan 16:8.
2.      Que procedas a un arrepentimiento genuino de tus pecados confesando a Jesús como tu Señor y Salvador personal para poder tener vida eterna y entrada en el cielo – Hechos 3:19; Juan 3:3; Romanos 10:9-10.
3.      Que entiendas que esta decisión es una decisión para toda la vida y que tu vida ahora no te pertenece, sino que le pertenece a Cristo al cual debes entregar cada día tu cuerpo en sacrificio vivo para comprobar cuál es su buena voluntad agradable y perfecta - Romanos 12:1-2.
4.      Que vivas creyendo y confiando en las promesas de Dios sabiendo que un día él te llevará a la patria celestial a vivir eternamente en la mansión que prepara para ti - Juan 14:2.

¡Te aseguro que si haces eso tendrás la MEJOR RECETA DEL MUNDO Actual y Venidero!
Doy Gracias a mi Dios que me permitió probar ambas recetas a tiempo:
EL PIE DE LIMÓN de mi tía, que puedo repetirlo cuantas veces quiera y disfrutarlo.
Y aún más importante, la SALVACIÓN, que me bastó hacerla UNA SOLA VEZ y sus resultados me han saciado plenamente en los 31 años que llevo convertida a Cristo y confío lo seguirá haciendo hasta el fin de mis días.

Adjunto la receta del Pie de Limón de mi tía por si te animas a probarla… espero te guste.

Pero más importante que esto, espero te animes a probar la MEJOR RECETA, la de la Salvación de tu alma.
 No has probado una delicia mayor, su sabor permanece latente cada segundo, minuto, horas, días, semanas, meses, años…
No se acaba… es Eterna.
A diferencia con el Pie de Limón, que sí se acaba o se daña.
¡Buen Provecho!

“Pie de Limón” (de mi tía)
Masa:
2 tazas de harina
 media taza de manteca Crisco o margarina
 media taza de agua fría
 2 cucharaditas de Royal
 media cucharadita de sal
(se mezclan todos los ingredientes a mano y se extienden sobre un molde untado con mantequilla, y se hornea hasta dorarlo)

Relleno:
2 tazas de agua
 1 taza de azúcar
 un cuarto de taza de jugo de limón
 6 cucharadas de maicena
 3 yemas de huevo
(se mezclan los ingredientes: el agua, el azúcar, la maicena y los huevos batidos, se ponen a hervir , meneándose constantemente, cuando hierva y se espese la maicena, se apaga y se añade el jugo de limón y se coloca en el molde con la masa ya lista)

Suspiro:
3 claras de huevo
 1 y media taza de azúcar
 tres cuartos de taza de agua
(el agua y el azúcar se hierven a punto de hilo, y las claras de huevo se baten a punto de nieve; luego se le vierte el almíbar a las claras mientras se baten hasta que se cocine y se mezcle el suspiro)
 Ya listo el suspiro, se le coloca a la masa con la crema de limón, y se pone unos minutos en el horno bien caliente para dorar el suspiro.
¡Y Ya está listo! Déjelo enfriar un poco y a la nevera, se sirve bien frio.